
¿Para qué dormimos? Es una pregunta que probablemente no nos realizamos con mucha frecuencia. No obstante el sueño se ha convertido en un área de estudio muy importante para la ciencia. Esto se debe a que los experimentos de privación del sueño han mostrado que éste, está implicado en funciones muy importantes para el ser humano en todas sus etapas del desarrollo.
Durante los primeros años de vida y adolescencia el sueño es de vital importancia para el crecimiento de los órganos, músculos e incluso para la estimulación del sistema inmune. A lo largo de nuestro ciclo vital el sueño también cumple funciones como la conservación de energía, la termorregulación cerebral, la liberación de toxinas en el cerebro, la memoria y el aprendizaje, entre otros.
Es por esta razón que debes ser consciente de la importancia del sueño en la vida de tu hijo y procurar generar hábitos saludables de sueño que le permitan aprovechar las ventajas físicas y psicológicas de un buen descanso.
Consideraciones acerca del desarrollo del sueño en tu hijo
La estabilidad del sueño previa a los 12 meses de vida es relativamente baja. El recién nacido generalmente duerme hasta 17 horas al día aunque las horas de sueño disminuyen progresivamente al crecer. Los períodos de vigilia se incrementan de 2 horas (en las seis semanas de vida) a 3 horas y media (en los 6 meses de edad), localizados principalmente en la tarde.
Sin embargo, hacia los cuatro meses están relativamente bien establecidos los patrones de sueños diurnos. A partir de los 10 meses, los ciclos del sueño comienzan a ser muy parecidos a los del adulto.
¿Cómo generar hábitos saludables de sueño en tu hijo?
- Haz que el horario de sueño de tu hijo sea regular. No olvides que en los primeros meses de vida no lograremos llevar a cabo esta medida pero con el crecimiento ambos se beneficiarán al tener un programa diario que incluya horarios preestablecidos para la cama y las siestas.
- Es importante seguir una rutina de conductas previas al sueño para que estas sean previsibles para el niño: tomar un baño, ponerse la pijama, lavarse los dientes, ir al baño, leer un cuento, etc, proporcionarán al niño sensación de comodidad y seguridad.
- Ayúdale a romper malos hábitos de sueño para que pueda dormirse por su cuenta. Tu hijo debería ser capaz de dormirse sólo por la noche sin que lo arrulles, le des el pecho ni le ayudes a dormirse. Si se acostumbra a depender de estas ayudas externas, no podrá volver a dormirse solo durante la noche si se despierta.
- Como medida de prevención de las discusiones a la hora de dormir, permítele elegir en la medida de lo posible lo que puede hacer durante su rutina nocturna, como qué cuento quiere oír antes de dormir, o qué pijama quiere ponerse. El truco está en ofrecerle solo dos o tres alternativas y asegúrate de que ambas te parezcan bien a ti.
- Si tu hijo se sale de su cama permanece calmado y neutral, dile con firmeza que no salga de la cama, y vuélvelo a acostar. Si reaccionas dándole mucha atención o dejando que se meta en la cama contigo, seguirá haciéndolo.
- A los niños les agrada que un adulto le cuente un cuento en voz alta. Además de relajarlo y acompañarlo, potencia el gusto por los libros y la lectura.
- Todos los padres deberían dedicar algo de tiempo a hablar con su hijo antes de acostarse. El día del niño está lleno de nuevas experiencias que estará ansioso por compartir aunque, según la edad, tengas que preguntarle.
¿Qué estrategias ayudan a que tu hijo tenga un mejor descanso?
- Cuando el niño está empezando a comunicarse y a tener mayor independencia (edades superiores al año) es importante que empiece a dormir en una cama diferente a la de sus padres, preferentemente en otra habitación. Esto favorece su autonomía, la privacidad de la pareja y evita dificultades posteriores.
- En general, se debe evitar la ingestión de café, chocolate o bebidas gaseosas en las horas anteriores al sueño (bebidas estimulantes).
- Poco antes de acostarse se debe disminuir la actividad física, evita las emociones intensas y fomentar actividades preparatorias que induzcan el sueño, como cepillar los dientes, orinar o ponerse la pijama.
- Si el niño solicita para dormir un juguete u objeto que le da tranquilidad y seguridad se debe permitir que lo lleve consigo.
- La cama se debe destinar básicamente para dormir, no para jugar, comer o ver televisión. La TV es una actividad estimulante que no ayuda a generar un estado de relajación.
- Es importante que los niños no tengan el hábito de dormirse hasta que estén muy cansados físicamente, en estos casos el descanso no suele ser de calidad. Es importante generar un horario regular de sueño.
¿ Cuáles son las consecuencias de los malos hábitos de sueño?
- Los niños que no duermen lo que necesitan experimentan cansancio crónico, se muestran poco receptivos al aprendizaje.
- El cerebro del niño no rinde óptimamente porque le falta descanso, para procesar los estímulos diarios.
- En ocasiones la falta de sueño afecta sus relaciones interpersonales por la irritabilidad y falta de tolerancia del menor que se encuentra cansado.
- Muchas veces se genera bajo rendimiento académico y problemas de comportamiento.
- El sistema inmunológico se ve afectado negativamente por lo que el niño está más propenso a contraer enfermedades.
Si piensas que tu hijo no logra descansar bien por las noches, si cuando se despierta y llora no consigues calmarlo o si no duerme lo que debe, te recomendamos llevarlo al pediatra para que lo evalúe y te aconseje sobre las medidas que tendrás que adoptar.
Fuente: Lic. Diana Triviño
Especialista en Psicología Infantil
Reconstruye, Centro Psicopedagógico Especializado