El camino del aprendizaje nunca termina sobre todo cuando tienes un chico super especial. Victor Miguel, mi hijo de 11 años nunca ha presentado problemas de aprendizaje pero me percaté desde hace tiempo que tenía dificultades al hablar, ya que tartamudeaba.
Desde hace dos años fue diagnosticado con disfemia, y previo a ello, presentaba mucha inseguridad, autoestima pobre, falta de confianza y poca tolerancia con quienes convivía. Por contar con antecedentes familiares con tartamudez pensé que jamás podría desarrollarse plenamente y que su futuro no sería nada favorable.
Como madre de un pequeño con disfemia ahora reconozco plenamente el apoyo que me brindaron el Reconstruye porque desde el primer momento me brindaron atención, trato amable y sobre todo la información necesaria para salir adelante. Después de un periodo corto en terapia de lenguaje su avance fue increíble pues se trabajó con un equipo integrado que me proporcionó en todo momento asesoría para el manejo de mi hijo en la escuela primaria.
Su apoyo no ha sido sólo grande sino enorme porque gracias al nivel de profesionalismo de las especialistas ahora en su entorno escolar reconocen que es un chico super especial, no es alguien con ninguna discapacidad y puede lograr lo que se proponga.
Mi chico super especial ahora sabe que nunca dejará de padecer disfemia, pero la controla tan bien que ya no se le nota, es muy seguro, es un increíble bailarín, toca el piano y sobre todo, se quiere a sí mismo por sobre todas las cosas y se acepta tal como es.