El trastorno por déficit de atención TDA y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH afectan a niños, adolescentes y adultos y se caracterizan por presentar problemas en el área de atención, impulsividad y exceso de actividad, lo cual se presenta del 5 al 8% de los niños en edad escolar a del 2 al 4% de los adultos.
De acuerdo a especialistas, existen tres subtipos de TDA/H (falta de atención, hiperactivo-impulsivo y combinado). El diagnóstico depende de los criterios del diagnóstico específicos que se manifieste.
Se trata de un trastorno del comportamientocaracterizado por distracción moderada a grave, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
Habitualmente, los síntomas de TDAH empeoran en las situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de atractivo o novedad intrínsecos (escuchar al maestro en clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos que no son de sus gustos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas).
¿Cómo identificar TDA?
Los síntomas persisten durante 6 meses:
No parece escuchar
Se olvida de las cosas
Manifiesta dificultades para seguir instrucciones
Tiene dificultades para prestar atención
Se distrae con facilidad
Parece desorganizado
Impulsividad
Está inquieto
Le es difícil jugar tranquilamente
Interrumpe a los demás
Se levanta cuando no debe
Habla demasiado
El diagnóstico de TDA se basa en una valoración especializada para identificar las posibles causas de las dificultades del niño. Es decir, historia clínica o información sobre desarrollo, antecedentes médicos y familiares; una evaluación por parte de profesionales incluyendo a un psicólogo y neurólogo.
Una vez establecido el diagnóstico de TDA existen opciones de tratamiento, incluyendo el cognitivo- conductual y medicación (en caso de ser necesaria). Por esta razón es importante que los padres y maestros se involucren en el tratamiento.
Hasta un 70-80% de niños con TDAH responde a la medicación estimulante, que ayuda con frecuencia a mejorar los síntomas. Este tipo de medicación contribuye a frenar las conductas impulsivas e hiperactivas, lo que permite al niño concentrarse y aprender. La medicación “estimulante” suele ser bien tolerada y a penas origina efectos secundarios. Los niños que siguen dicho tratamiento no corren mayor riesgo de volverse drogodependientes más adelante.
La identificación, diagnóstico y tratamiento adecuado ayudarán a que los niños y adolescentes afectados con este trastorno puedan desarrollar todo su potencial.