La autoestima y la autoaceptación son dos conceptos fundamentales en el campo de la psicología y la salud mental. La autoestima se refiere a cómo nos valoramos a nosotros mismos, es decir, la percepción y apreciación que tenemos de nuestras habilidades, características y logros.

La resiliencia psicológica es una habilidad vital que nos permite adaptarnos y recuperarnos de situaciones adversas o traumáticas. Es la capacidad de ‘rebotar’ después de enfrentar dificultades, permitiéndonos seguir adelante y crecer a partir de estas experiencias.

El estrés es una respuesta natural del cuerpo a situaciones que percibe como amenazantes o desafiantes. Aunque puede ser beneficioso en pequeñas dosis, ayudándonos a enfrentar situaciones difíciles, el estrés crónico puede tener efectos perjudiciales para nuestra salud física y mental.

Mindfulness, también conocido como atención plena, es una práctica que implica enfocar la atención en el momento presente de manera consciente y sin juicio. Esta técnica de meditación tiene sus raíces en la tradición budista y ha sido adaptada en la psicología occidental para ayudar a las personas a reducir el estrés, la ansiedad y otros problemas de salud mental.

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El amor tóxico puede ser una experiencia devastadora. Si crees que estás en una relación tóxica, es importante buscar ayuda. Un terapeuta puede ayudarte a identificar las señales de alerta y desarrollar un plan para salir de la relación.

La ansiedad es una emoción que se caracteriza por sentimientos de miedo, preocupación o nerviosismo. Puede ser causada por una variedad de factores, como el estrés, la incertidumbre o los eventos traumáticos.

El autocontrol emocional es la capacidad de gestionar nuestras emociones de manera eficaz. Sigue estas recomendaciones para controlar tus propias emociones y sensaciones.

El juego es la actividad más importante de los niños, ya que a través de este pueden aprender a relacionarse con el mundo, a desarrollar su imaginación y a vincularse emocionalmente.

La disartria es una dificultad para articular las palabras debido a problemas con los músculos que ayudan a hablar.En una persona con disartria, un trastorno nervioso, cerebral o muscular dificulta el uso o control de los músculos de la boca, la lengua, la laringe o las cuerdas vocales, los cuales producen el habla.